sábado, 17 de noviembre de 2012

New York - Miércoles 04/07


Empezamos desde el primer día con la costumbre de levantarnos bastante temprano para aprovechar el día al máximo, así que a las 7:30h ya estábamos en planta. Una ducha y  dejamos el hotel para ir a desayunar. No habíamos contratado desayuno en el hotel porque preferíamos tener la libertad de elegir sitios diferentes cada día y probar cosas nuevas. Fue un acierto, porque así no tuvimos ataduras de horarios y nos salió mejor de precio. Había multitud de sitios con todo tipo de desayunos desde sandwiches a puncakes, huevos, tortillas y, por supuesto, los Dunkin Donuts, en donde nos enganchamos al Ice Caramel Coffee, tamaño cubo. Fueras donde fueras, los desayunos eran impresionantes y me encanta ese momento tan de película de que estén ofreciéndote todo el tiempo rellenar la taza del café.

Después de un buen desayuno, nos fuimos para el metro. Nos dimos cuenta del calor y la humedad tan horribles que hacía, porque eran poco más de las 9 de la mañana y ya estábamos sudando. Si ya de por sí hace calor en verano, tuvimos la mala puntería de que nos pillara una ola de calor los primeros días que estuvimos. El plan para el día era intenso pues íbamos a ver lo máximo posible de Central Park y algún museo de los que están a en sus laterales, el Metropolitan o el de Historia Natural. Además, era 4 de julio, Día de la Independencia de EEUU y queríamos ver los fuegos artificiales por la noche.

Llegamos a Central Park, enorme y muy bonito. A pesar de ser un día tan caluroso, era bonito con tanta luz. Lleno de gente por todas partes, familias con niños, haciendo deporte, paseando a los perros. Y esa sensación de conocer el lugar de antes. Guía en mano, decidimos hacer un recorrido por la parte sur del parque buscando los puntos de interés, como estatuas conocidas, fuentes, el lago con los barquitos teledirigidos. Son paradas obligatorias la Fuente del Ángel y la Estatua de Alicia en el País de las Maravillas, el mosaico de Imagine dedicado a John Lenon y, cómo no, las famosas ardillas de Central Park, que están por todas partes.

Fotos del lago, la fuente del ángel, el mosaico dedicado a John Lenon en Strawberry Fields y el puente que aparece en una de las películas de Spiderman.




Nos dimos una buena caminata por el parque, y en cada rincón encontrábamos un sitio ideal para una foto bonita. Parábamos mucho en las fuentes a refrescarnos y a  comprar bebidas porque hacía mucho calor y andando, andando, pasaron las horas y llegó la hora de la comida. Salimos del parque en dirección al museo Metropolitan, ya que era el que se encontraba más cerca de la parte del parque en la que estábamos.

No queríamos perder mucho tiempo buscando dónde comer para aprovechar el tiempo en el museo y, muchas de las cosas buenas de NYC es que puedes encontrar cualquier tipo de comida, a cualquier hora y en cualquier parte. Nos fuimos hasta la entrada del museo y compramos en unos de los puestecitos que hay en la entrada. Por unos 12$ comimos los dos una especie de híbrido entre hot dog y kebab gigante más la bebida. Nos quedamos hartos y estaba bastante bueno. Y sentaditos en la sombra en las escaleras del museo como buenos guiris, con las palomas al acecho de lo que se nos cayera.


Tanto el museo Metropolitan como el de Historia Natural cuestan 25$. En ambos casos te ofrecen la opción de “Pay as you wish”, es decir, que puedes pagar lo que quieras, incluso 5$ por entrada, así que cada uno puede ajustar según su presupuesto y es algo que hay que tener en cuenta para ahorrar un dinerillo en el viaje. Nosotros íbamos para la entrada del museo decidiendo cuánto íbamos a pagar y tuvimos la suerte que un chico se acercó a preguntarme si íbamos a entrar en el museo y al decirle que sí, me dio sus entradas porque él ya se iba y no las iba a utilizar, así que gracias a él entramos totalmente gratis.
Entramos sobre las 15h y nos quedamos hasta el cierre, si no recuerdo mal sobre las 18:30h. Y del museo qué puedo decir…es una maravilla y habría que dedicarle días para verlo con detenimiento. Galerías de Egipto, Grecia, Época medieval, Oceanía, África…Vimos todo lo que pudimos, pero evidentemente, sin pararnos con detenimiento a leer cada cartel, pero aún así creo que aprovechamos bastante el tiempo. Me llamó mucho la zona de África, quizás porque es algo que estamos menos acostumbrados a ver.



Desde allí nos fuimos a la zona de río para buscar sitio donde sentarnos para cuando empezaran los fuegos artificiales. Mientras esperábamos, observamos el ambiente y todo muy como en las películas, todos con sus banderas y camisetas patrióticas. Hasta ese momento de estar allí sentados esperando, no me di cuenta de lo cansadísima que estaba y hubo un rato que hasta me dormí sentada en el banco. Vimos los fuegos, que no nos parecieron nada del otro mundo, aunque sí el ambiente y de allí volvimos al metro para cenar cerca del hotel. Estábamos muy cansados y no queríamos que se nos hiciera demasiado tarde.
 
 

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