domingo, 18 de noviembre de 2012

New York - Jueves 05/07

Éste fue sin duda uno de los días más agotadores del viaje. Ya llevábamos acumulado el cansancio de todo lo que hicimos el día anterior y teníamos muchas cosas programadas para hacer. También fue con diferencia el día de más calor y humedad de los que estuvimos allí.

Tocaba conocer a Miss Liberty. Llevábamos las entradas reservadas por internet desde España, a las 10 de la mañana con Statue Cruises. Nos costó 13€ cada uno y nos evitamos las enormes colas que se forman. El mismo papel que se imprime lleva un código de barras que pasa por los lectores y no hay ni que pararse a canjear por la entrada.Por muy temprano que nos levantamos, llegamos por los pelos, ya que no calculamos bien el tiempo que íbamos a tardar en el metro, que fue casi una hora, más lo que tardamos en llegar del metro hasta Battery Park. Ni siquiera pudimos parar a desayunar. Cuando llegamos a la parte del muelle la cola que había para comprar las entradas era infinita y ya íbamos tarde y no sabíamos por dónde entrar. En ese momento, escuché a alguien que llamaba a quienes tuvieran reserva para las 10 y, aun tarde conseguimos embarcar. El trayecto dura unos diez minutos, y tras visitar la isla pasa cada 10-15 minutos y luego se puede visitar también la Isla de Ellis antes de volver a Manhattan.

 
 


Lo primero que hicimos fue hacer una paradita para un desayuno rápido tardío, ya que antes no nos dio tiempo. Teniendo en cuenta que estábamos sentados a los pies de la estatua, no fue especialmente caro.
Dimos la vuelta a la isla para hacer fotos de la estatua desde todos los ángulos y también de los rascacielos del sur de Manhattan.  En el momento de nuestra visita, la estatua estaba siendo restaurada y debido a ello no se podía acceder al interior. En cualquier caso, por lo que leímos en los foros, es necesario reservar con meses de antelación para subir a la corona, así que tampoco hubiésemos visto gran cosa.


Luego hicimos una paradita para sentarnos en el césped del parque, para hacer un descansito con vistas al sur de Manhattan, ya que se acercaba el mediodía y el calor apretaba. En un primer momento, teníamos pensado ir a la Isla de Ellis también, pero hacía mucho calor y allí lo más interesante que hay es un museo de Inmigración, así que como había muchas otras cosas que ver, no nos bajamos del ferry hasta Manhattan.

 
Tras bajar del Ferry dimos un paseo por Battery Park, donde se encuentra la escultura de la “Esfera”. La esfera es una escultura que se encontraba en el área del World Trade Center en NYC el día del atentado del 11 de septiembre y sufrió daños pero como no quedó totalmente destrozada decidieron rescatarla unos meses más tarde y llevarla a Battery Park. Al lado de la esfera, se encuentra un fuego que nunca se apaga en memoria de los caídos el 11-S y una placa conmemorativa.

 
Continuamos el camino hacia la zona financiera por Bowling Green, encontrando de camino el toro de Wall Street (Charging Bull). Se trata de una escultura de 3.200 kilos de peso hecha en bronce y que representa las tendencias alcistas de la Bolsa de Wall Street. Curiosamente, el propietario de la escultura Charching Bull no es el Ayuntamiento de Nueva York sino el propio escultor, Di Modica, que invirtió de su propio bolsillo los costes y lo instaló frente a la Bolsa de Nueva York en 1989 sin el consentimiento del ayuntamiento.

Resulta gracioso ver la cola de gente que había alrededor del toro, ya que dicen que da suerte con el dinero tocarle ya se sabe dónde. Nosotros por si acaso se las tocamos bien tocadas, que falta hace. Y para que quede constancia, inmortalizamos el momento con la correspondiente foto.


Tras el toro, fuimos andando por Wall Street hasta llegar al Edificio de la Bolsa, que no se puede visitar desde los atentados del 11-S.




Llegados este punto, teníamos que buscar ya un sitio para comer porque  tras el desayuno tardío en la isla de la estatua, ya se nos estaba pasando la hora. Ese día nos decantamos por probar uno de los famosos Delis. Son una buena opción ya que los hay por todas partes, son baratos y tienen bastante variedad. Como las comidas allí son tan exageradas y tan densas, con un sándwich de pastrami y una coca-cola, ya te quedas satisfecho para el resto del día.



Tras la comida, nos dirigimos a la antigua Zona Cero, donde antes se encontraban las Torres Gemelas.  Primero entramos en la pequeña iglesia de St Paul, que es el monumento más antiguo de Nueva York y tristemente famosa por haber sobrevivido a las atentados del 11-S, convirtiéndose así en un símbolo de resistencia. Los bomberos y voluntarios acudían allí a descansar durante las labores de rescate y en su verja colgaban fotos de muchos de los desaparecidos. En esta iglesia se encuentra la Hope Bell (Campana de la Esperanza), que toca todos los años en recuerdo de las víctimas del 11S, y también por las de los atentados de Londres en 2005 y Madrid en 2004.
Al salir de la iglesia, hicimos un recorrido rodeando las vallas de la obra que aún cierran la zona. La parte de dentro se podía visitar contratando una visita guiada en la que explican cómo era el World Trade Center antes de los atentados y cómo va a quedar cuando esté terminado. Los guías que hacen las visitas son personas que están relacionadas de una forma u otra con el 11-S y cuentan cómo lo vivieron, ya que son familiares de víctimas, gente que ayudó en las labores de rescate…Nosotros no lo contratamos, es demasiada información que mejor no saber.  El nuevo complejo estará formado por 7 nuevos rascacielos, de los cuales la Torre 1 (Freedom Tower) ya está prácticamente terminada.


La foto anterior la hicimos desde el parque de bomberos que hay justo debajo. Por esa parte, había también varias placas conmemorativas para los bomberos del 11-S. La verdad es que estando allí y viendo todo aquello, era difícil imaginar cómo tuvo que vivirse ese día y que algo así hubiese ocurrido realmente en una ciudad como Nueva York.


 
Tras el recorrido por esta zona, decidimos ir a la zona de SeaPort para rematar con el palizón del día. En el planning del viaje habíamos dejado dos tardes “libres” por si conseguíamos entradas para algún musical. En las oficinas de TKT se pueden conseguir entradas para musicales entre un 50% - 60% más baratas. La única condición es que tienen que ser para los musicales que haya disponibles el mismo día que se compra la entrada. Hay dos oficinas, una bajo las escaleras rojas de Times Square y otra en la zona de SeaPort. www.tdf.org/tkts
 La zona de SeaPort resultó ser una de las que más me gustaron, tenía muchas tiendas, bares y me gustó el contraste del puerto clásico con los barcos frente a los rascacielos, era algo muy diferente a todo.  


Tras una vuelta por la zona y un descansito viendo los barcos, fuimos a la oficina de TKT y finalmente compramos para el musical de Mary Poppins por unos 38€ cada una. Nos quedaban unas dos horas hasta que empezara el musical en el teatro New Amsterdam cerca de Times Square, así que cogimos el metro porque ya habíamos andado mucho y estábamos bastante lejos. Llegamos con tiempo de hacer un descansito en las escaleras de Times Square mientras nos tomábamos un smoothie del Starbucks para reanimarnos.


El musical estuvo muy bien, nada que ver con lo que hemos visto hasta entonces. Eso sí, duró mucho más de lo pensábamos, pues fueron casi 3 horas. Después volvimos a la zona del hotel para cenar por allí y como había muchas opciones para elegir, nos decantamos por el Sushi Island, un pequeño restaurante japonés con una variedad enorme de sushis. Las raciones de 8 piezas de sushi valían 3€.  Por 12-13€ cenamos los dos sopa de miso, sushi y las bebidas. Y además con wifi gratuito en el restaurante. Luego al hotel a descansar del largo día.
 
 
 
 


 
 
 
 


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