Llegamos a Lisboa a la hora prevista y allí estuvimos
esperando en la sala de embarque unas 4 horas hasta la salida del siguiente
vuelo, que también tuvimos suerte y salió sin retraso. Tras un par de
películas, un poco de lectura y alguna que otra cabezada, en unas 7 horas
estábamos por fin en Nueva York, aproximadamente a las 15:30h de allí. Ya
habíamos estado viendo diferentes opciones para llegar hasta Manhattan y luego
a Queens, que es donde estaba nuestro hotel. Desde el mismo aeropuerto cogimos
el air train hasta otra terminal, desde la que salía el tren NJ Transit, que
lleva en una media hora hasta Manhattan y cuesta unos 12,5$ por persona. www.njtransit.com
Una vez que salimos por primera vez a la ciudad nos entró la
impaciencia por empezar a ver cosas y entre eso y que íbamos cargados con los
maletones (que llevábamos medio vacíos por lo que podría pasar), decidimos
descartar la opción de llegar en metro hasta el hotel y cogimos un taxi cerca
de Penn Station. Mereció la pena, fue un gasto imprevisto pero no desorbitado y
nos ahorró tiempo y sobretodo incomodidades.
Foto que hicimos desde el taxi del edificio Chrysler.
Sobre las 18h ya estábamos en la habitación del hotel,
cansados pero con ganas de empezar a conocer, así que después de una ducha
rápida nos fuimos hacia el metro con destino a Times Square. Para el metro lo
mejor es sacar la tarjeta Metrocard, que vale 29$ pero tiene usos ilimitados
durante 7 días. Un solo trayecto de metro son 2$, así que económicamente
compensa bastante. La tarjeta puede obtenerse en los dispensadores de billetes
que hay en todas las estaciones de metro.
Bajamos en una de las paradas de Times Square y nada más
salir a la calle nos quedamos alucinando. Aunque es algo que hemos visto en la
televisión miles de veces, hay que estar allí para sentirlo: las luces, el
tamaño de los edificios, la gente, el ambiente de las calles, esa sensación continua
de estar en un lugar conocido…realmente no sabes a qué prestar atención. Desde
el primer momento supe que me iba a encantar esa ciudad y tal como empezamos a
andar también supe que quizás no nos daría tiempo de hacer todo lo que habíamos
planificado.
Ya
estaba empezando a anochecer y cada vez había más luces y carteles iluminados.
Dimos una vuelta de reconocimiento, viendo tiendas y restaurantes, entradas a
teatros, haciendo fotos de todo lo que veíamos. Después volvimos para cenar en
el POP Diner al lado del hotel, ya que allí eran casi las 23h de la noche y
llevábamos ya casi 26 horas despiertos y había que descansar para empezar
fuerte el día siguiente.
Aquí una foto de la primera cena del viaje…
De vuelta al hotel y venciendo el sueño y el cansancio como
pudimos, nos pusimos a sacar la ropa de las maletas para no tener que perder
tiempo a la mañana siguiente.
La primera cena no podría ser otra cosa, jejeje.
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