Éste fue sin duda uno de los días más agotadores del viaje. Ya llevábamos
acumulado el cansancio de todo lo que hicimos el día anterior y teníamos muchas
cosas programadas para hacer. También fue con diferencia el día de más calor y
humedad de los que estuvimos allí.
Tocaba conocer a Miss Liberty. Llevábamos las entradas
reservadas por internet desde España, a las 10 de la mañana con Statue Cruises.
Nos costó 13€ cada uno y nos evitamos las enormes colas que se forman. El mismo
papel que se imprime lleva un código de barras que pasa por los lectores y no
hay ni que pararse a canjear por la entrada.Por muy temprano que nos levantamos, llegamos por los pelos, ya que no calculamos bien el tiempo que íbamos a tardar en el metro, que fue casi una hora, más lo que tardamos en llegar del metro hasta Battery Park. Ni siquiera pudimos parar a desayunar. Cuando llegamos a la parte del muelle la cola que había para comprar las entradas era infinita y ya íbamos tarde y no sabíamos por dónde entrar. En ese momento, escuché a alguien que llamaba a quienes tuvieran reserva para las 10 y, aun tarde conseguimos embarcar. El trayecto dura unos diez minutos, y tras visitar la isla pasa cada 10-15 minutos y luego se puede visitar también la Isla de Ellis antes de volver a Manhattan.
Lo primero que hicimos fue hacer una paradita para un
desayuno rápido tardío, ya que antes no nos dio tiempo. Teniendo en cuenta que
estábamos sentados a los pies de la estatua, no fue especialmente caro.
Dimos la vuelta a la
isla para hacer fotos de la estatua desde todos los ángulos y también de los
rascacielos del sur de Manhattan. En el
momento de nuestra visita, la estatua estaba siendo restaurada y debido a ello
no se podía acceder al interior. En cualquier caso, por lo que leímos en los
foros, es necesario reservar con meses de antelación para subir a la corona,
así que tampoco hubiésemos visto gran cosa.
Luego hicimos una paradita para sentarnos en el césped del
parque, para hacer un descansito con vistas al sur de Manhattan, ya que se
acercaba el mediodía y el calor apretaba. En un primer momento, teníamos
pensado ir a la Isla de Ellis también, pero hacía mucho calor y allí lo más
interesante que hay es un museo de Inmigración, así que como había muchas otras
cosas que ver, no nos bajamos del ferry hasta Manhattan.
Tras bajar del Ferry dimos un paseo por Battery Park, donde
se encuentra la escultura de la “Esfera”. La esfera es una escultura que se encontraba en el área del World
Trade Center en NYC el día del atentado del 11 de septiembre y sufrió daños
pero como no quedó totalmente destrozada decidieron rescatarla unos meses más
tarde y llevarla a Battery Park. Al lado de la esfera, se encuentra un fuego
que nunca se apaga en memoria de los caídos el 11-S y una placa conmemorativa.
Tras el toro, fuimos andando por Wall Street hasta llegar al
Edificio de la Bolsa, que no se puede visitar desde los atentados del 11-S.
Llegados este punto, teníamos que buscar ya un sitio para
comer porque tras el desayuno tardío en
la isla de la estatua, ya se nos estaba pasando la hora. Ese día nos decantamos
por probar uno de los famosos Delis. Son una buena opción ya que los hay por
todas partes, son baratos y tienen bastante variedad. Como las comidas allí son
tan exageradas y tan densas, con un sándwich de pastrami y una coca-cola, ya te
quedas satisfecho para el resto del día.
Tras la comida, nos dirigimos a la antigua Zona Cero, donde
antes se encontraban las Torres Gemelas. Primero entramos en la pequeña iglesia de St Paul, que es el monumento más antiguo de Nueva York y tristemente famosa por haber sobrevivido a las atentados del 11-S, convirtiéndose así en un símbolo de resistencia. Los bomberos y voluntarios acudían allí a descansar durante las labores de rescate y en su verja colgaban fotos de muchos de los desaparecidos. En esta iglesia se encuentra la Hope Bell (Campana de la Esperanza), que toca todos los años en recuerdo de las víctimas del 11S, y también por las de los atentados de Londres en 2005 y Madrid en 2004.
Al salir de la iglesia, hicimos un recorrido rodeando las
vallas de la obra que aún cierran la zona. La parte de dentro se podía visitar
contratando una visita guiada en la que explican cómo era el World Trade Center
antes de los atentados y cómo va a quedar cuando esté terminado. Los guías que
hacen las visitas son personas que están relacionadas de una forma u otra con
el 11-S y cuentan cómo lo vivieron, ya que son familiares de víctimas, gente
que ayudó en las labores de rescate…Nosotros no lo contratamos, es demasiada
información que mejor no saber. El nuevo
complejo estará formado por 7 nuevos rascacielos, de los cuales la Torre 1 (Freedom
Tower) ya está prácticamente terminada.
La foto anterior la hicimos desde el parque de bomberos que hay justo debajo. Por esa parte, había también varias placas conmemorativas para los bomberos del 11-S. La verdad es que estando allí y viendo todo aquello, era difícil imaginar cómo tuvo que vivirse ese día y que algo así hubiese ocurrido realmente en una ciudad como Nueva York.
Tras el recorrido por esta zona, decidimos ir a la zona de
SeaPort para rematar con el palizón del día. En el planning del viaje habíamos
dejado dos tardes “libres” por si conseguíamos entradas para algún musical. En
las oficinas de TKT se pueden conseguir entradas para musicales entre un
50% - 60% más baratas. La única condición es que tienen que ser para los
musicales que haya disponibles el mismo día que se compra la entrada. Hay dos
oficinas, una bajo las escaleras rojas de Times Square y otra en la zona de
SeaPort. www.tdf.org/tkts
La zona de SeaPort
resultó ser una de las que más me gustaron, tenía muchas tiendas, bares y me
gustó el contraste del puerto clásico con los barcos frente a los rascacielos,
era algo muy diferente a todo.
Tras una vuelta por la zona y un descansito viendo los barcos, fuimos a la oficina de TKT y finalmente compramos para el musical de Mary Poppins por unos 38€ cada una. Nos quedaban unas dos horas hasta que empezara el musical en el teatro New Amsterdam cerca de Times Square, así que cogimos el metro porque ya habíamos andado mucho y estábamos bastante lejos. Llegamos con tiempo de hacer un descansito en las escaleras de Times Square mientras nos tomábamos un smoothie del Starbucks para reanimarnos.
El musical estuvo muy bien, nada que ver con lo que hemos
visto hasta entonces. Eso sí, duró mucho más de lo pensábamos, pues fueron casi
3 horas. Después volvimos a la zona del hotel para cenar por allí y como había
muchas opciones para elegir, nos decantamos por el Sushi Island, un pequeño
restaurante japonés con una variedad enorme de sushis. Las raciones de 8 piezas
de sushi valían 3€. Por 12-13€ cenamos
los dos sopa de miso, sushi y las bebidas. Y además con wifi gratuito en el
restaurante. Luego al hotel a descansar del largo día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario